¿Viajas sola?: Cartagena de Indias- Colombia «La ciudad amurallada»

Texto y fotos: Adriana Zacarías ©

Es la pregunta que todos me hicieron desde que decidí aventurarme apenas consiga tiempo y un respiro dentro de mi economía. Mi propósito siguió firme: Asomarme a la ventana y abrir mi mente. ¿Vas sola.. yo no me animaría?, me decían comedidos.. Lástima que me gusten los desafíos.

Calles del centro histórico.

Cualquier hecho aislado de inseguridad o violencia no incide en la totalidad. Como periodista les aseguro que hay mucho cuento exagerado y lo digo a sabiendas. Como dirían “con conocimiento de causa”. Para sorpresa de los que hacen juicio de valor sin conocer, les comento que no viví ni vi ningún caso susodicho. Otro mito: “que hay droga”. ¿Y?.. También hay café y mangos. En el aeropuerto de Bogotá (El Dorado) casi te desnudan para verificar que no portes algo ilegal. Tampoco acepto un atentado a mi sentido común.

En el castillo San Felipe Barajas.

Lógicamente, ante la presión de inseguridades proyectadas hacia mí, empecé a averiguar -investigar- como todo periodista con sus tinos y ojos abiertos y descubrí que EL MUNDO ES MÁS GRANDE DE LO QUE SOLO YO IMAGINO. Es decir, para una persona curiosa como el gato, descubrir nuevas culturas, asombrarse ante la belleza natural, ver el mar siempre como si fuera la primera vez, es sumamente satisfactorio, como un amor que no vence.

Torre del reloj.

Ver algo por primera vez, sus colores, su textura, su brillo, sus virtudes y quedarse anonadada- eso-eso- es precisamente lo que le da sentido a toda la razón de ser de este universo. Si tu parámetro para no enfrentar tus sueños son tus miedos, créeme que te estás perdiendo la vida, considerando que en promedio vivimos menos de lo que nuestra expectativa observa desde lo teórico.

Animarse a vencer los miedos, los prejuicios, aprender, eso es convicción. En el espacio terrenal hay muchas personas que estarán en tu vida, pero creer que será eterno, sería una utopía. Supongamos que me hago de novio al solo efecto de no ir sola y meses después dejo de tolerarlo. ¡Ufff!.. las fotos serían un mal recuerdo. En cambio, si voy sola, me abro a la posibilidad de conocer gente nueva, diferente o con los mismos sueños compartidos.

Sobre de las murallas.

Es que nunca estás sola, hablar con la gente es aprender, aprender de aquello que hasta hace poco desconocías. Por supuesto que antes de lanzarme a la aventura, averigüé todo (Información previa: distancia- precio- moneda- lugares turísticos- tiempo- clima- temporadas- alojamiento- cultura). En otras palabras, materialicé lo virtual. Solo bastó con trabajar duro y..vacaciones de lady.

Así lucen las palenqueras.

Es todo cuestión de razonamiento, deliberación, el turismo ofrece felicidad, amor, y para efectivizarlo existen los números, números de monedas,  números de ticket  aéreo, números de pasaporte, de reserva -en fin- valga la redundancia, un sinnúmero de ítemes burocráticos, pero necesarios.

Tiemblan los cañones en el castillo San Felipe de Barajas.
Castillo San Felipe de Barajas.

Mi segunda experiencia sola

Durante mi segunda aventura en soledad, un decir, porque conocí gente con la que hice amiga y salía a todas partes, descubrí todo lo que planeé. No tuve ningún contratiempo. Por fortuna acaso tendré un ángel guardián, no lo sé. Pero el asunto es que fue un éxito. Mi felicidad no cabe en mi eterna sonrisa, del recuerdo de gratos momentos mirando fotos y videos. Vine renovada, rejuvenecida y dispuesta a seguir viviendo aventuras hacia lo desconocido.

Honestamente, ando siguiendo una suerte de Ruta de Escritores, esto se da casualmente, simplemente ante la inquietud de saber dónde reposan los restos de Neruda (Isla Negra) o Gabriel García Márquez (ambos Premio Nobel de Literatura) -que estando en la Universidad de Cartagena (claustro La Merced), descubrí que ahí estaban sus cenizas-  A decir verdad, creía saberlo pero me olvidé.

Mausoleo de Gabriel García Márquez.

Gran parte de las obras del Gabo, para los amigos, tuvieron a Cartagena como escenario e inspiración para su realismo mágico, entre ellas la obra “El amor en los tiempos del cólera” y “Del amor y otros demonios”. Si bien nació en Aracataca, fue su primer amor, es decir, en esta ciudad heroica empezó a trabajar como periodista, en el periódico “El Universal” (situado frente al Castillo San Felipe). También estudió Derecho en la mencionada universidad -que más tarde lo dejó por considerar más provechosas las tertulias literarias-.

En Chile, le rinden tributo a Huidobro, Neruda y Parra, con el Litoral de Los Poetas. En Cartagena, todo es realismo mágico. Su gente indefectiblemente y con orgullo, te indica cuál fue su casa, su imagen está impregnada en el billete de 50.000 pesos colombianos (cerca de  G. 100.000 o 18 US$).

Lo que más me gusta hacer es conversar, así que no hubo un solo día en que esté sola. Ya sea recorriendo sus calles, yendo a la playa o incluso a bordo del avión, siempre alguien tiene una razón  para viajar y una vida que contar. El hostal donde me alojé se llamada “Mi llave” y su lema rezaba: “Life simple”, porque EN LA SENCILLEZ DE UNA CULTURA HABITA LA ESENCIA.

20180315_131343_Burst01-1-1La caribeña Cartagena de Indias, Colombia, se puede visitar caminando: Las murallas, las plazas (Santo Domingo, De la Trinidad, Pedro Claver).  Torre del Reloj, Muelle Los Pegasos, el colorido barrio Getsemaní. Las playas de las islas del Rosario distan a 45 minutos aproximadamente en lancha y vía terrestre. Por vía marítima se paga un impuesto de COL$ 16.000, por lo que es recomendable vía terrestre, dada la seguridad que ofrece la carretera. Pero es cuestión de gustos.

Playa blanca en Isla Barú (mar caribe). Arena blanca y agua turquesa.

La mágica ciudad amurallada

Los baluartes de Cartagena de Indias son Patrimonio de la Humanidad (Unesco). Los españoles que vinieron a colonizar Sudamérica, desde este sitio, sufrían constantes ataques enemigos, entre ingleses y franceses que también deseaban conquistar estas tierras, por lo que construyeron fortificaciones a lo largo de sus costas, hoy son una delicia arquitectónica para los ojos que la ven.

La ciudad amurallada posee una arquitectura colonial extraordinaria. Recorrer las calles del centro histórico y mágicos recovecos, es una gratificante experiencia. Partiendo desde el punto de referencia, la Torre del Reloj, el paseo transporta a tiempos de hace 600 años, dada la fachada colonial predominante. Carretas de época y palenqueras de atuendo típico, matizan el paisaje.

Las casas poseen grandes ventanales pintorescos de medio arco, de estilo colonial y puertas antiguas, de sus balcones penden flores que realzan su belleza, brindando un aire romántico, bohemio y genuino. Acompaña la brisa del mar caribe, el abrazo del sol y la cordialidad de su gente. Los murales, situados en el barrio Getsemaní acentúan el arte urbano que acoge. Un contraste entre lo urbano e histórico.

Gaviotas de la playa de Bocagrande.
Atardecer en Bocagrande, la zona moderna de Cartagena. Su paisaje está rodeado de edificios de lujo.